Alejandro Alberty Frómeta Santos (Berty):

Alejandro Alberty Frómeta Santos (Berty):
Ejemplo Revolucionario 39 Años Después.
Cada nuevo año recordamos de manera especial al camarada Alejandro Alberty Frómeta Santos.
Decimos que de forma especial, porque Berty, como le llamaban quienes convivieron con él, en apenas 16 años de vida se supo ganar el aprecio de todo aquel le trató, porque fue un revolucionario extraordinario, inolvidable, de actitud ejemplar hacia sus compañeros y consecuente con su pueblo;
Las ideas de Berty, su ejemplo de sacrificio y de lucha por la redención del pueblo dominicano le han sobrevivido a su muerte.
Se trata de un ejemplo, revolucionario, sobre todo para la juventud. Es un mártir glorioso de la Patria.
Alejandro Alberty Frómeta Santos. nació el día 23 de abril de 1956, en lo que hoy es el municipio de La Mata, provincia Sánchez Ramírez. Sus padres fueron los señores Antonia Cruz Santos y Humberto Frómeta. Era el penúltimo de cinco hermanos criados en un hogar muy amoroso, humilde y lleno de necesidades. Siendo un adolescente, se integró a la lucha de los estudiantes.
Inició su militancia en el Frente Estudiantil Flavio Suero (FEFLAS), organización que luego se transformó en el FELABEL, del cual llegó a ser dirigente en el Liceo Francisco Henríquez y Carvajal de Cotuí, donde rápidamente se destacó y se dio a querer entre los estudiantes y los profesores como un respetado líder.
Su lectura, su trabajo y el contacto con cuadros revolucionarios lo llevaron a comprometerse con el Movimiento Popular Dominicano, nuestro glorioso M.P.D., donde se convirtió en un trabajador incansable por la revolución, un militante firme, convencido, disciplinado, solidario y discreto.
Fue precisamente haciendo ejercicio de su actitud solidaria enseñada por el partido, que el día 22 de diciembre de 1972 se encontraba, junto a una camarada, haciendo una colecta pública para la cena navideña de los camaradas presos.
Desde hacia varios meses, la criminal policía yanqui-balaguerista había desatado una tenaz persecución en su contra. Su casa fue allanada varias veces, por lo que tuvo que abandonarla y trasladarse a diferentes lugares, como El Hato y la sección Castillo, de Cotuí.
El inolvidable camarada Berty fue sorprendido en la galería de una casa, siendo acribillado inmediatamente por una patrulla de la Policía Nacional que estaba compuesta por dos criminales de apellidos De La Rosa y De La Paz, respectivamente.
El camarada intentó escapar; pero el genocida De La Rosa le disparó a “quema ropa” por la espalda, lo que nunca se atrevió a hacer de frente, pese a que Berty, de 16 años de edad, estaba desarmado.
Berty fue llevado al hospital San Vicente de Paúl de San Francisco de Macorís, donde fue operado de emergencia ya que las balas le salieron por el vientre y le habían perforado los intestinos.
Cuenta su madre, Doña Antonia Santos, que le acompañaba en esos momentos difíciles, que luego de la operación Berty conversaba y parecía evolucionar bien.
Ya operado miembros de la Policía Criminal Balaguerista fueron al hospital a interrogar a Berty y le torturaron tratando de arrancarle informaciones, por lo que tuvo que ser nuevamente operado resultando imposible entonces salvarle la vida.
Murió 12 días después, el tres de enero de 1973. Su vil y cobarde asesinato fue un duro golpe para el MPD, para sus familiares, para sus amigos y para todos aquellos que lo apreciaban. Pero 39 años después, nuestro Berty vive y es recordado con reverencia por sus familiares, por su partido y por el pueblo, particularmente en La Mata y en Cotuí.
Por el contrario, se encuentran en el sucio y hediondo zafacón de la Historia no sólo el genocida Joaquín Balaguer y las dos ratas que le dispararon y lo torturaron, sino también algunos que aunque fueron sus compañeros e hipócritamente dicen recordarlo, posteriormente para preservarse llegaron a pintar su casa de colorado, encompadrarse con balaguerista y establecer en ella un “cuartel” reformista.
Otros hoy tienen el discurso y el comportamiento del arrepentido por haber optado por acomodarse, congraciándose y haciendo causa común con asesinos intelectuales y protectores de los criminales de Berty y de otros revolucionarios.
Ahí, al zafacón de la Historia irán todos los traidores enemigos del pueblo, no importa los saltos, los brincos, los encubrimientos y las simulaciones perversas. En el MPD, el partido de Berty no caben los farsantes, oportunistas y traidores.

BERTY VIVE: SU IMAGEN CRECE Y SU EJEMPLO PERMANECE

¡PATRIA O MUERTE. VENCEREMOS!


Jorge Puello (El Men) Fernando Hernández
Dirigente Histórico Vocero Nacional del M.P.D.