A pesar de que la vida nos da muchas sorpresas agradables y desagradables, para sacarle provecho, todo depende de la actitud y la forma en que reaccionemos ante la realidad que se nos presente. La resistencia, la habilidad de afrontar la adversidad, va a ser muy valorada para el futuro.
En una encuesta en que participaron 20,000 personas a nivel mundial se reveló que el 98% predicen un futuro mucho más difícil, cambiante e incluso caótico. Los individuos, las familias, las organizaciones, y los negocios enfrentan cambios acelerados y niveles de adversidad en aumento.
El ser humano es resistente por naturaleza. Tenemos el potencial de recuperarnos de adversidades. Pero, nosotros perdemos esta habilidad al pasar del tiempo debido a que nos llenamos de temores y nos volvemos negativos. Pero nosotros podemos desarrollar nuestra habilidad para superar el infortunio y producir grandes resultados – aún en situaciones embarazosas. El aprender a manejar nuestros fracasos y la adversidad nos puede hacer exitosos, ahora, y en el futuro. Aprender a tratar el fracaso de forma productiva es la clave para construir resistencia y, por ende, lograr el éxito. Para enfrentar las desgracias, es importante eliminar la tendencia de culparse a sí mismo, a las circunstancias, o a otras personas.
Un ejemplo de que SI SE PUEDE es Félix Rodríguez, mejor conocido como Moncho Morel. Quizás muchos de ustedes no conocen su origen humilde. Sin embargo, a Moncho lo conozco desde niño cuando junto a muchos otros niños nos bañábamos y nadábamos en el canal y en el río Yuna; cuando jugábamos bolas o canicas en los patios y en los caminos de La Mata de Cotuí; y cuando sembrábamos arroz y trabajábamos en las parcelas. Esas experiencias en las parcelas y canales lo motivaron a conocer mejor sobre el campo y, a pesar de la indigente condición económica de su familia, pudo graduarse de ingeniero, lo que le permitió ser funcionario gubernamental del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INDRHI) durante el período 2000-2004.
Como todos ya sabemos, cuando se cambia de presidente en República Dominicana, también se cambian los funcionarios del anterior gobierno. Bueno, pues eso sucedió con Moncho. Pero eso no significó el fin para él. Luego, aprovechando que ya había obtenido su visado, se fue a Estados Unidos. Y, al igual que ocurre con todos los inmigrantes, al llegar a esa gran nación, Moncho consiguió trabajo en una bodega donde nuevamente lo aguaitaba la adversidad.
Desafortunadamente, sucedió que un desaprensivo individuo de la raza negra asaltó el negocio donde recién trabajaba Moncho. Durante el atraco Mocho fue alcanzado por una bala que se le alojó en la columna vertebral. Como es habitual, llegaron los paramédicos, la policía y los bomberos y le prestaron los primeros auxilios. Pero su condición era muy delicada y se llevaron a Moncho al hospital. A pesar de que los médicos y especialistas hicieron todo lo posible para ayudar a corregir el daño causado por la bala, Moncho perdió la movilidad de sus extremidades inferiores, y fue confinado a una silla de ruedas de por vida.
Para muchas personas negativas esto podía significar el final de todo. No obstante, estar en una silla de ruedas no ha limitado a Moncho en sus aspiraciones de superación ni en su anhelo de ayudar a su comunidad. Hoy día, él es el propietario de The Family Supermarket, en Connecticut, donde labora diariamente desde las seis de la mañana hasta casi la media noche. Además, Moncho es vicepresidente de la Asociación Hijos de Villa La Mata en el Exterior, desde la cual, voluntariamente dirige sin descansar todas las actividades de esa organización comunitaria sin fines de lucro. Es tanto así, que sin dudas, me atrevo a afirmar, que sin la decidida y activa participación de Moncho en dicha organización, ésta ya no existiera.
Moncho es un individuo lleno de energía y una actitud positiva que ni la adversidad ni el infortunio han podido detener. Él es un ejemplo de los hombres de éxito. ¡Felicidades, Moncho!
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