Son muchas historias en una. Para poder vivir, María llevaba san. Alexander tenía tres meses y pico sin trabajar. Martín no tenía donde vivir. En común: el trabajo; tener un empleo, les cambió la vida. Elsy, por ejemplo, ha podido ahorrar.
De no tener donde vivir, poco después de empezar a trabajar, Martín mantiene a su familia de cinco miembros. Sin problemas.
Para Julio Zorrilla, propietario de una de las dos panaderías visitadas, su mayor éxito (o satisfacción) ha sido tener trabajando a jóvenes y mujeres del sector.
Viven mejor.
Tienen motivos para recibir con alegría estas Navidades.
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