Por
Lic. Alejandro Jerez Espinal
La reelección
es un mecanismo constitucional que permite al poder soberano que reside en el pueblo,
la posibilidad de decidir a través del sufragio democrático, secreto y universal, la permanencia o no de
un Gobierno al frente de la administración pública. La misma guarda una
estrecha relación con el derecho político de elegir y ser elegido, cuya prerrogativa se encuentra consignada de
manera taxativa en la mayor parte de las constituciones nacionales y en varios
convenios y pactos de derechos humanos a nivel regional y mundial por tratarse
de un derecho fundamental y sustantivo.
Es unos de
los resortes de la democracia más satanizado y estigmatizado en las últimas
décadas por académicos, estudiosos del derecho constitucional, politólogos, políticos,
comunicadores, legisladores, organizaciones políticas, instituciones de la
sociedad civil y ciudadanos en sentido general, pues su ejercicio durante años
ha sido degradados por gobiernos autoritarios y personalistas, cuya única
finalidad es su permanencia al frente del poder político del Estado sin
importar las consecuencias para la instituciones democráticas y sus ciudadanos.
No
obstante, estas opiniones, unos de los padres fundadores de la paradigmática
Nación de los Estados Unidos de América, Alexander Hamilton, defiende no sólo
la reelección inmediata, sino también indefinida y sostiene que la idea de
hacer imposible que el pueblo conserve en funciones,al frente del Gobierno, aquellos hombres que en su opiniones han hecho
acreedores a su aprobación y confianza, constituye una exageración, cuyas
ventajas son problemáticas y equivocadas en el mejor caso y están contrarrestadas
por inconvenientes mucho más ciertos y terminantes.
En
correspondencia con esa idea, después de la Gran Depresión del 1929, en los
Estados Unidos, emerge como figura preeminente encabezando un nuevo programa
político denominado el “ New Deal” que da inicio a un ciclo de expansión económica,
el Presidente Franklin Delano Roosevelt, quien logra su primera victoria electoral
en el año 1932 y consigue reelegirse al frente del Gobierno en tres ocasiones
consecutivas 1936, 1940 y 1944, hasta su
repentina muerte acaecida en abril del 1945, no logrando concluir su último
mandato.
Otro éxito
político impulsado por altos niveles de crecimientos económicos e inversión
extranjera, es el de la República de Singapur, cuyo Primer Ministro Lee Kuan
Yew, cofundador y primer Secretario General del Partido Acción Popular, gana siete
elecciones y gobierna desde el 1959 hasta el 1990. Durante su mandato se reduce el desempleo, se
transforman los programas de educación, salud y vivienda y el País se convierte
en un Estado moderno y competitivo que en apenas dos décadas entre 1960 y 1980
aumenta el PIB per cápita en 15 veces su valor.
En América
Latina y el Caribe, como era de esperarse, en la etapa de transición de las dictaduras
a las democracias la mayoría de las constituciones de los países de la región
adoptan la no reelección, como una reacción normal al orden anterior que había
hecho un uso irracional de ese instrumento democrático, por medio de las falsas
y simuladas elecciones y fraudes electorales que vulneraban de forma flagrante
la voluntad popular y al derecho fundamental de elegir y ser elegido.
El Profesor
Juan Bosch, explicó en sus momentos, adelantándose a su tiempo, como lo
económico influye en lo político y lo social, de lo anterior se infiere que los
ciclos de expansión económica con altos niveles de crecimiento, inversión
social, disminución de la desigualdad, pobreza, aumento del empleo decente y la
protección social, no sólo mejoran el posicionamiento de los gobiernos, mayor aceptación
social, sino que les permite cierto márgenes en términos políticos, para
introducir cambios institucionales y reformas importantes, incluyendo la
reelección inmediata y cerrada, inmediata y abierta y la reelección indefinida.
Es ese
ciclo económico expansivo, valorado por Constanza Moreira, en su escrito “ El
Largo Ciclo del Progresismo Latinoamericano y su Freno”, lo que permitió entre los años 2003 al 2015,
con el auge de los buenos precios de la materia prima, un impulso de la
inversión extranjera, aumento de la presión fiscal, reestatizacion de sectores
estratégicos de la economía, estabilidad macroeconómica, crecimiento sostenido
del PIB, a las naciones de la región reducir
la indigencia y la pobreza que para el 2002 representaba el 19.3% y 43.9%
respectivamente en un 12% y 28% para el año 2014 ( Cepal, 2015).
Esta etapa
progresista de la historia Latinoamericana y del Caribe, se caracteriza por el
ascenso al poder político de fuerzas, movimientos, partidos y cualiciones de
izquierda y centro izquierda de manera fundamental en Brasil, Uruguay, Bolivia,
Venezuela, Argentina, Chile, Ecuador, Nicaragua y República Dominicana, cuyos
gobiernos priorizan las inversión en las gentes, promueven procesos de reformas
y cambios institucionales.
Según
Moreira (2017), marcaron el inicio de esta era progresista, los gobiernos del
Partido de los Trabajadores (PT) en Brasil, Frente para la Victoria (FPV) en
Argentina, y del Frente Amplio (FA) en Uruguay. Ya desde el 1998 gobernaba, Hugo
Chávez en Venezuela, unos años más tarde se producen las victorias de Fernando
Lugo en Paraguay 2008, Rafael Correa en Ecuador 2006 y Evo Morales en Bolivia
2005.
Todos
estos partidos aprovechando este ciclo de bonanza económica que les permitió
disponer de recursos para promover algunos cambios sociales y políticos en
beneficios de los excluidos, les granjearon una gran base de apoyo social, lo que
les permitió, luego de cambios en sus constituciones, reelegir sus principales
líderes y organizaciones políticas al frente de la cosa pública.
En la
República Dominicana, la crisis económica y financiera durante el cuatrienio
encabezado por el Presidente Hipólito Mejía, erosionó cualquier posibilidad de
triunfo en sus pretensiones reeleccionista en el año 2004, resultando
victorioso el candidato del Partido de la Liberación Dominicana, PLD, Dr.
Leonel Fernández Reyna, quien producto de una gestión exitosa de la economía,
con altos y estables niveles de crecimiento del PIB, sumado a una adecuada inversión
en obras públicas, le permitieron reelegirse sin mayores inconvenientes al
frente del Gobierno en el año 2008.
En el año
2012, nuevamente el PLD, logra la reelección, esta vez como Partido, llevando
al frente del Gobierno al actual Presidente Lic. Danilo Medina Sánchez, quien
por medio de novedosas políticas públicas como la inversión de un 3% por ciento
del PIB en educación, las visitas sorpresas, elevada inversión social,
democratización del crédito, apoyo a las mipymes, crecimiento y estabilidad
económica, crecimiento del empleo y la protección social, logró reelegirse en
las elecciones del año 2016 con el apoyo del 61.74% por ciento de los
dominicanos que ejercieron el voto en ese proceso.
Como se
advierte, los mayores obstáculos ante la posibilidad de que el actual
Presidente, decida optar por una segunda reelección, no radica en los niveles
de aceptación de parte de la población porque el Gobierno goza de una alta
valoración de los dominicanos, ni en las limitaciones y restricciones al
ejercicio del derecho constitucional de elegir y ser elegido, sino en la acertada o desacertada marcha de la economía y si esta sigue en la dirección
correcta, la apreciación del gobierno crecerá y se mantendrá estable los
próximos años.
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