Una de las grandes preocupaciones de economistas, financistas, autoridades gubernamentales y público en general es el aumento generalizado de los precios de los bienes y servicios que erosionan los exiguos ingresos y por supuesto merma el poder de compra de los seres humanos.
No hay nada más inquietante para las personas no poder satisfacer sus necesidades primarias básicas como es no poder alimentarse por lo menos mínimamente.
Cada vez que se incrementan los precios de bienes y servicios es motivo de preocupación ya que la inflación es un incremento de precios de forma sostenida en el tiempo, lo que restringe la calidad de vida de la población.
Hoy en día, esa preocupación se incrementa, debido fundamentalmente a la persistente crisis de salubridad causada por el invisible y casi invencible Covid-19 y sus diferentes variantes, que cada vez que se cree va en extinción es cuando se desdobla y aparece con más fuerza y con apariencia variada cual que fuese un camaleón que cambia de color conforme el hábitat donde se encuentra.
No hay dudas de que impera el temor de que dicho virus se mantenga en el ambiente por un largo tiempo y que la enfermedad respiratoria que este produce se haga endémica tanto en la nación dominicana como en el resto del mundo y se convive cotidianamente con la misma.
Se sabe que desde que el virus surgió en diciembre del año 2019 en Wuhan, provincia de la China continental y luego se diseminó a mediados del mes de marzo del año 2020 en la República Dominicana y el resto del mundo, hubo necesidad de confinar a la población y por ende cerrar todos los centros productivos y comerciales afectando significativamente la economía, la salud y la socialización humana.
Esa situación obligó a las autoridades dominicanas y las de muchos países a tener que aplicar políticas monetarias y fiscales laxas, con el propósito de evitar un colapso estrepitoso de las economías.
Esto dio lugar a que el Banco Central de la República Dominicana y otros países ofrecieran facilidades monetarias a través del sistema financiero a favor de todos los sectores productivos, comerciales y público en general.
Durante el año 2020, se llegó a proporcionar a dichos sectores facilidades por el orden de los de RD$125,000 millones y el Ministerio de Hacienda flexibilizar su política fiscal, extendiendo los plazos para el pago de impuestos y aumentando el gasto, principalmente el social con el consiguiente aumento de la deuda pública, para poder solventar dicho incremento del gasto público.
De igual manera, el Federal Reserve Bank of New York (Banco Central, Fed) de los Estados Unidos de Norteamérica, a los fines de inyectar dinero a los sectores económicos de esa nación se dedicó a comprar deuda (bonos) a las empresas a los fines de estimular monetariamente las mismas para evitar su colapso y mantener su dinamismo y ayudar a las personas a subsistir sin que cayera mucho, su calidad de vida.
Todo lo anterior, dio lugar a un aumento desproporcionado del dinero en circulación, lo que provoca aun presión en los precios de bienes y servicios cuando la oferta de los mismos es exigua, con problemas simultáneos en la cadena de suministro y aumento del costo de los fletes que antes de la pandemia se situaba en US$6,000.00 y hoy ronda los US$20,000.00.
A medida que la población se vacuna la enfermedad respiratoria va menguando pero la misma ha aparecido con más intensidad y agresividad manteniendo las condiciones difíciles de los mercados.
Producto de la pandemia, la baja producción, disminución de los empleos, por supuesto, la caída de la oferta en combinación con una alta demanda en combinación con la alta liquidez de distintos sectores ha llevado a los precios a mantenerse en aumento con la amenaza de proyectarse durante todo el año 2022.
Además, dicha situación se agrava por la crisis de la energía pues el precio del barril del petróleo se encuentra entre los US$78.00 y US$80.00, además del aumento de las materias primas e insumos, componentes de los bienes producidos, dando lugar una inflación subyacente más alta, a raíz del aumento de precios de los insumos más volátiles.
Con el propósito de contrarrestar ese aumento de precios desproporcionado, resultado de una baja producción, aumento de la demanda y alta liquidez, la entidad emisora dominicana, comenzó a aumentar los tipos de interés, por el lado monetario, a los fines de restar liquidez a la economía y por el lado fiscal, Hacienda procura disminuir los gastos e incrementar los ingresos.
Ahora bien, la inflación actual está compuesta de política monetaria y política fiscal, que influye directamente en los sectores económicos y por ende en los precios de los bienes y servicios.
La Fed prevé que la inflación de los Estados Unidos de Norteamérica se extenderá hasta el segundo trimestre del presente año 2022 por lo que el Comité de Mercado Abierto de dicha entidad emisora, ha decidido no seguir comprando más deuda o descontinuar estimulado la economía.
Esto significa dejar de comprar deuda por el orden de los US$120,000 millones mensuales, en razón de que dicha economía se ha reactivado pero además ha programado aumentar el tipo de interés tres veces a lo largo del presente año y así restarle liquidez a la economía a los fines de provocar que la inflación disminuya, la que se ubica en 6.8%, y produce pavor entre los norteamericanos ya que este nivel de precios no es costumbre en esa nación.
No es secreto, que los incrementos de precios en la República Dominicana, aparte de la alta liquidez de la economía tiene un alto componente importado ya que muchos insumos y materias primas provienen de países donde los precios son altos y la cadena de comercialización es sumamente lenta y costosa.
Los altos precios que hoy afectan a los bienes y servicios que se comercializan en los mercados dominicanos tienen más de un 50% de insumos y materias primas importadas, entre estos: maíz, sorgo, trigo, soya.
Conscientes de dicha situación, las actuales autoridades dominicanas, que encabeza el presidente Luis Abinader Corona, buscan a toda costa, que los bienes y servicios no experimentan alzas en sus precios y hoy el primer mandatario de la nación se apresta en aumentar la producción de estos rubros, al tiempo de que estimula al sector privado a incrementar la producción con menos componentes importados.
La preocupación del Presidente de la República es tan alta en someter a la obediencia la inflación, que, a las instituciones públicas relacionadas al sector agropecuario, les ha aumentado la asignación presupuestal.
Y peina semana por semana, las diferentes demarcaciones del interior del país en apoyo de los productores agrícolas, con miras a que los productos de la canasta básica lleguen a la población más vulnerable de forma asequible, sin dejar a un lado en apoyar decididamente al sector salud ya que el presidente sabe que sin salud no hay economía que pueda prosperar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario