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¿Por qué Ucrania sí, Bielorrusia y Cuba no? (OPINION)

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Prefacio

Todo aquel que sea amante de la política y, al mismo tiempo, trata de entender los vericuetos que la misma engendra, habrá notado -como es mi caso- que ya queda poco del liderazgo mundial que emanaba de las figuras políticas que, eran las cabezas visibles de los hechos históricos y memorables que sucedieron en la Segunda Guerra Mundial. En mi caso, me deleitaba  viendo las actitudes, el comportamiento, los discursos e ideas que sustentaban los criterios de unos u otros aún fueran contrarios a los ideales míos. Eran otras figuras con undon de mando y de liderazgo, los cuales ejercían curiosidad y observación  en uno.

Hoy y posterior a la llamada Guerra Fría, el liderazgo político a nivel mundial es pe noso, pueril, enano, mediocre, iletrado, cruel, vergonzoso, cínico, irresponsable,  cantinflesco y burdo. Es poco lo que de la filosofía política demuestran y mínimo lo que podemos apreciar, valorar y catalizar para que nos sea útil. Es por ello que la paz mundial, el equilibrio de las naciones, la madurez, el nivel de contiendas y de las economías globales, así como el sosiego humano, están en manos y en cabezas llenas de odios y resentimientos, con la agravante de que, ciertos energúmenos tienen el poder político, religioso, militar y económico para desequilibrar la paz mundial y tener a los seres humanos en ascuas como acontece hoy en día.

Es por eso que, si echamos una oleada al mundo político que hoy nos toca vivir, nos encontramos en Bielorrusia, con un dictador enfermo, aferrado al poder y en cuya nación aún ondean las banderas rojas con la hoz y el martillo de la antigua Unión Soviética, además, de ser un lacayo si ética del nuevo zar de Rusia. En la patria de Pedro el Grande, tenemos a un genocida, carente de escrúpulos, plutócrata, multimillonario, mitómano, perverso y sicópata, con aire de nuevo zar. En la tierra de Simón Bolívar, hay un analfabeto funcional, indolente, payaso, dictador, criminal, corrupto hasta el tuétano, carente de cerebro y escrúpulos, que ha llevado a la ruina a una nación asentada en el mayor caudal de oro negro.

En la patria de Rubén Darío, gobierna una pareja mefistofélica, criminal, ladrona y carente de todo escrúpulos. En Perú, vimos llegar a un «maestro» analfabeto, sin la menor preparación para gobernar y, en poco tiempo, organizó una trama para saquear el erario y cometió la torpeza de dar un golpe de Estado congresional. En Bolivia, vemos como un indio pastor de ovejas y expresidente, quiere la total  autonomía de Santa Cruz, para tenerla como un feudo personal y cultivar la coca y exportarla para hacer un pingüe negocio y saciar su sed de riquezas.

Observamos, como la familia Castro ha hecho de la tierra de José Antonio de la Caridad Maceo y Grajales, un feudo personal y una inmensa cárcel para el pueblo cubano durante seis décadas. En Corea del Norte, está la dinastía de la  familia  Kim que se percibe ante el pueblo como «la línea de sangre del monte Paetku»,  creyéndose semidioses en esa nación y a los que hay venerar y aceptarlos pura y simple en  todo cuanto hagan, digan o dejen de hacer.

Por último, tenemos al liderazgo de la China Popular, una nación que probó las penas y las amarguras de un socialismo inepto, miserable y criminal que, hizo que los hijos putativos de Mao Tse Tung, cambiaran el modelo marxista de su economía improductiva y copiaran la del capitalismo. Hoy, compite de manera feroz con los Estados Unidos, haciendo préstamos onerosos a naciones pobres , pescando con sus barcos en aguas ajenas y, financiando obras en otras naciones (tipo Odebrecht), con graves deficiencias como las que tiene la represa Coca Codo Sinclair en Ecuador.

Todas estas actividades imperiales, que brinda el poder económico, son las que criticaban la izquierda revolucionaria en contra de los Estados Unidos. Más, sin embargo, hoy callan y hasta aplauden ese intervencionismo económico de China Popular en diversas naciones allende a su frontera. Con ello queda demostrado el cinismo y la hipocresía de los socialistas, pues más que «antiimperialistas», lo que realmente son es anti estadounidenses, pura y simplemente.

Atrás quedó el verdadero liderazgo con ribete mundial, de personajes como Sir Winston Leonard Spencer Churchill, Konrad Hermann Joseph Adenauer, Sven Olf Joachime Palme, David-Ben Gurión, Moshé Dayán, Ronald Wilson Reagan, los cuales, con su rol político, forjaron parte de la historia política de la humanidad.

Lamentablemente, el liderazgo mundial que hoy se percibe, está formado por políticos ambiciosos con ínfula de conquistadores, de inscribirse en la historia con glorias manchadas con la sangre de muchos, que violan fronteras, soberanías y vulneran el derecho inalienable que tiene toda nación de elegir su destino y decidir con quién aliarse para determinar su curso político, social y económico.

Los sofismas de Vladímir Putin con Ucrania 

El proceder de gobernantes autócratas con caretas de demócratas, como es el caso de Vladímir Vladimirovich Putin Putina en Rusia, se basan en la demagogia y en la agnotología para encubrir sus reales intenciones. La invasión de Rusia a Ucrania es muestra de ello. Es tal el descaro, que el término invasión fue cambiado para moldear el concepto y llamarlo «Operación Especial Militar», pensando que con eso van a cambiar la naturaleza del hecho. Rusia justifica la invasión con argumentos falsos y carentes de lógica y con ellos, no ha podido erradicar la desaprobación y la condena que la misma ha generado en todo el mundo.

Los argumentos sofistas para justificar la invasión a Ucrania por parte de Vladímir Putin son tres. Ellos son: a) Hay que «desmilitarizar» a Ucrania; b) De igual manera, «desnazificarla» y, b) Evitar que Ucrania ingrese a la OTAN, ante el temor de que allí se instalen misiles apuntando hacia Moscú. Todo el que tenga ciertos conocimientos de la historia entre ambas naciones, percibe que esos argumentos carecen de lógica y no tiene asidero en los  anales. Aquí entra lo que en  el léxico de la política se conoce como demagogia y la agnotología.

1.-a) Desmilitarizar: Es falso ya que, Ucrania obtuvo su independencia el 24 de agosto de 1991 y, como condición para ello, firmó el Memorándum de Budapest, entregando los armamentos y ojivas nucleares que tenía a Rusia, a cambio de no ser invadida ni atacada por esa nación. Desde entonces, Ucrania era una nación con muy poca capacidad defensiva. Con la invasión, Putin obtuvo todo lo contrario y muestra de ello es que, le ha dado la batalla en el terreno y Rusia no ha podido llegar a Kiev y ha perdido cientos de miles de soldados y equipos bélicos. De igual manera, ha ridiculizado al ejército ruso en el terreno a nivel mundial.

2.- b) Desnazificar a Ucrania: Falso. Ucrania históricamente ha sufrido mucho tanto con la Alemania nazi pero, aún más con Rusia. La invasión nazis apenas duró dos años y la de los rusos 45. En el Holocausto en Ucrania, los nazis persiguieron , deportaron y exterminaron a unos 1.6 millones de ucranianos. Los rusos, no solo invadieron a Ucrania, sino que le saquearon su trigo (como ahora lo hizo Putin), colonizaron sus tierras, deportaron, persiguieron y, en el famoso «Holodomor» de Stalin, mataron de hambre a 10 millones de ucranianos. No es verdad que la nación se va a identificar ni con los nazis ni con los rusos: Ambos fueron sus verdugos y Rusia aún lo sigue siendo, pero la Alemania democrática es hoy su aliada.

El pueblo ucraniano siempre ha sentido un odio profundo hacia Rusia por lo explicado más arriba. Fruto de ello en (1939-45), hubo un líder llamado Stepan Bandera, que en un momento dado se unió a los nazis para desalojar a los rusos y fue un hecho aislado. Luego, el propio Bandera admitió su error porque ambos eran invasores de su patria. Nunca fue el sentir del pueblo ucraniano y hace de eso 78 años y Putin, haciendo uso de la agnotología política, lo esgrime ahora. Los grupos que enarbolan a Bandera, los Pravis Sektor y Batallón Azov, carecen de representación política y congresional. Pero, son ucranianos, defienden a su patria de los rusos y el gobierno no es verdad que va a perseguir a su propia gente.

Acusar al presidente Volodymyr Oleksándrovich Zelensky y su gobierno de ser «nazista» es una falacia, un irrespeto a la verdad y una manera de retorcer la historia de Vladímir Putin para acomodarla a sus intereses políticos. Vale recordar que, el presidente Zelensky es de origen judío y que, sus tíos, abuelos y otros miembros de su familia, fueron víctimas mortales en El Holocausto nazi. En consecuencia, ¿se puede concebir que él y su gobierno sean nazista?

3.- c) Ucrania, la OTAN y los misiles:  

De los tres argumentos, este es el más absurdo, si nos atenemos a la realidad. Las 15 exrepúblicas soviéticas que se pasaron a la OTAN cuando ocurrió la debacle de la extinta Unión Soviéticas, desde hace décadas, forman parte de la OTAN y en ninguna hay misiles con una cabeza nuclear en sus bases militares. Ahora, si una es atacada, basado en el Art. 5 de la OTAN, quien lo haga, sufrirá igual o mayor respuesta por parte de los Estados Unidos, Francia, el Reino Unido o Alemania.

La teoría ridícula, pueril y no sustentable de Vladímir Putin, en torno al peligro para Moscú de misiles en Kiev si Ucrania pasa a la OTAN, es pulverizada por el siguiente raciocinio: Kiev (Ucrania) está a 876 km. de Moscú; Riga (Letonia) está a 918 km y Vilnius (Lituania) dista 793 km. La distancia promedio de un misil de corto alcance llega a los mil km. y las dos últimas capitales son de la OTAN y hacen frontera con Rusia y de Vilnius llegaría más rápido un misil a Moscú que de Kiev. Entonces, pregunto: ¿Y por qué Putin no invadió a Lituania, cuya capital está más cerca a Moscú que la de Kiev, es de la OTAN y fue una exrepública soviética?

Solo los acólitos izquierdistas, a los cuales Vladímir IIiyic Ulyanoc Blank «Lenin», llamó «tontos útiles», pueden creer semejante dislate político. La obsesión de Rusia y sus gobernantes por Ucrania es antigua. La primera vez que Ucrania fue invadida y Crimea anexionada, fue en el 1783, por el príncipe  Gregory Alexsándrovich Potenkim Tavrícheski, el cual Vladímir Putin admira tanto.

La segunda vez, fue durante la Segunda Guerra Mundial (1944) por el Carnicero de Moscú: lósif Vissariónovich Dzhugashvili (Joseph Stalin), el hombre que provocó  en Ucrania El Holodomor. La tercera y reciente, por el genocida, envenenador y el nuevo zar de Rusia, Vladímir Vladimirovich Putin Putina. Como ven, la maldad obsesiva de Rusia hacia Ucrania no es nueva, data del siglo 17.

Epílogo

¿Por qué a Ucrania sí y a Bielorrusia y a Cuba todavía? 

Recientemente salió a la luz pública, una noticia que para muchos pasó desapercibida, pero no tanto para mí por la naturaleza de la misma y, porque lo sucedido, crea un desequilibrio peligroso en Europa. Es que el genocida y envenenador de Moscú, Vladímir Putin, entregó al dictador de Bielorrusia, Alexksand Grigórievich Lukashenko, armamentos militares nucleares y, tan pronto fue recibido por él, soltó al mundo la siguiente amenaza (cito): «No dudaré en ordenar su uso en caso de un ataque contra su país» (cierro cita).

Es evidente, que esta acción, por parte de Putin, nos demuestra su irrespeto hacia los compromisos internacionales, su amenaza hacia el mundo libre, su deseo de seguir con sus planes en Ucrania a toda costa y, de mandar un mensaje a Occidente, de que está dispuesto a todo poniendo en peligro las vidas no solo de sus propios gobernados, sino las de mucho en el planeta tierra por su obstinada ambición de gloria y poder. Por eso, en el prefacio de mi opinión de hoy, hablo de los líderes mundiales que han hecho la diferencia en su proceder en la política.

Basado en este inadmisible proceder del zar ruso, él hace, precisamente, -en su presunción no demostrada- de lo que acusa a la OTAN en relación con su ingreso a ese organismo mundial. Es una dicotomía sorprende: Mientras él critica a los Estados Unidos y a la OTAN porque presume la instalación de armas nucleares en suelo ucraniano, él lo hace realidad en cuestión de días en suelo de Bielorrusia. Entonces, nos preguntamos: ¿Rusia sí lo puede hacer en Bielorrusia y la OTAN no en Ucrania?

En la misma tesitura, salió otra noticia, en donde se informa que la China Popular (la gatita de María Ramos), a lo calladito, ha instalado una base militar en la Cuba castrista, para expiar y captar comunicaciones militares y monitorear el tráfico de barcos de los Estados Unidos. Dicha base está a tan solo 160 km del estado de La Florida. Obviamente, todo esto sucede ante la falta de un inquilino con los cojones bien puesto, al estilo de un Franklin Delano Roosevelt, Harry S. Truman o un Ronald Wilson Reagan.

Ante estas provocaciones, falta de tacto político, arrogancia y amenaza de poder, me parece que los Estados Unidos, mi país adoptivo, debe jugar con la misma carta geopolítica y hacer las siguientes movidas en el tablero mundial:  Desplegar misiles de largo alcance en Kiev, que pueda golpear a Moscú, dotar de armas tácticas nucleares a Ucrania, (Rusia lo ha hecho con Bielorrusia) y entregarles aviones F15 a la fuerza aérea ucraniana. Dice un refrán que: «Lo que es igual, no es ventaja» y así, se  empareja el tablero geopolítico en la zona.

En cuanto a China Popular y la Cuba castrista, que no solo se prostituye por ideología, sino siempre por dinero (los chinos le va a pagar una buena lana por eso), los Estados Unidos lo tiene bien fácil: bloquear a Cuba (realmente no el que se inventó Fidel Castro) por aire y mar, ya que es una isla y, además, hay una base militar en su territorio (Guantánamo) la tarea es fácil. En cuanto China Popular, hacer lo mismo en la isla de Taiwán para espiar a China bien cerca. Así jugamos todos la misma baraja. ¿Le suena bien la idea?

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