Automóviles viejos, neumáticos usados y alambre de púas impiden el paso al vecindario más grande de Puerto Príncipe.
Pandilleros armados han robado, violado y asesinado a inocentes. La policía y los funcionarios débiles o corruptos han hecho poco o nada para impedirlo.
Ahora la gente está tomando medidas y una ola brutal de justicia por mano propia sacude a Haití, concentrada en esta capital de aproximadamente 1 millón de habitantes.
Los pobladores con armas cierran los barrios.
Apedrean y a menudo cortan las extremidades a presuntos pandilleros, los decapitan y les prenden fuego, a veces cuando todavía están vivos.
Las autodefensas han matado a cuando menos 164 personas desde que comenzó el movimiento denominado “bwa kale” en abril, según las Naciones Unidas.
El nombre significa “madera pelada” en criollo haitiano e insinúa dominio y poder masculino en la jerga callejera.
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