PIONYANG, 2 Feb.- El Gobierno de Corea del Norte ha advertido este jueves de que es capaz de responder a los intentos de acciones militares estadounidenses en la región «con abrumadora fuerza nuclear», después de que el secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin, visitara esta semana Seúl, la capital de Corea del Sur.
«La (República Popular Democrática de Corea) RPDC tiene una clara estrategia de contraataque capaz de hacer frente a cualquier escenario a corto y largo plazo que intenten EEUU y sus fuerzas vasallas, y controlará fuertemente los desafíos potenciales presentes y futuros con la fuerza nuclear más abrumadora», ha declarado un portavoz del Ministerio de Exteriores norcoreano, según ha recogido KCNA.
En este sentido, el portavoz ha acusado a la Casa Blanca de ser responsable de la escalada de tensiones en la península coreana, asegurando que la situación política y militar está en una «línea roja».
«Estados Unidos va a desencadenar un enfrentamiento total con la RPDC mediante continuos simulacros combinados cuya escala y alcance se han ampliado en gran medida», asevera, antes de agregar que, durante su visita, Austin expresó «el peligroso escenario de convertir Corea en un enorme arsenal de guerra».
El ministerio también ha insistido en que Pyongyang no estaba interesado en un diálogo con Washington «mientras mantenga su política hostil y su línea de confrontación». «Estados Unidos es tan desvergonzado como para tratar de ganar tiempo promocionando el diálogo con la RPDC bajo un cartel engañoso de que no tiene intención de ser hostil, mientras continúa con su política agresiva más atroz hacia la RPDC», ha zanjado.
Las tropas de Estados Unidos y Corea del Sur han llevado a cabo este miércoles ejercicios aéreos conjuntos sobre aguas del mar Amarillo, ubicado entre la península de Corea y China, siendo los primeros de este tipo desde el comienzo del año.
El embajador de Estados Unidos en Corea del Sur, Philip Goldberg, pidió horas antes al Gobierno surcoreano «confiar» en la «capacidad de contención» de las autoridades estadounidenses frente a la amenaza que supone Corea del Norte para la región, tratando de disipar las crecientes dudas sobre la «completa disposición» de Washington a defender Corea del Sur ante un posible ataque norcoreano a media que Pyongyang sigue adelante con sus programas balístico y nuclear.
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