El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha ordenado una revisión exhaustiva de los programas de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), resultando en la eliminación del 83% de sus proyectos. Esta decisión, anunciada por el secretario de Estado, Marco Rubio, implica la cancelación de aproximadamente 5,200 de los 6,200 programas que la agencia gestionaba.
La medida se basa en la percepción de que muchos de estos programas no servían, e incluso perjudicaban, los intereses nacionales fundamentales de Estados Unidos. El 18% restante de los proyectos será transferido al Departamento de Estado para una administración más eficiente.
Esta acción ha generado críticas, especialmente por parte de legisladores demócratas, quienes argumentan que la cancelación de programas financiados por el Congreso es ilegal sin su aprobación. Además, analistas de políticas advierten que esta reducción en la ayuda exterior podría aumentar la influencia global de China, al dejar vacíos en la asistencia internacional que podrían ser aprovechados por otras potencias.
A pesar de la controversia, la administración Trump ha defendido la decisión como una medida necesaria para reducir el gasto gubernamental y reorientar los recursos hacia áreas que consideren más alineadas con los intereses nacionales. Se espera que el Departamento de Estado asuma las funciones de los programas restantes, buscando una gestión más eficaz de la ayuda exterior.
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