El mundo despide al Papa Francisco en una multitudinaria ceremonia en Roma

CIUDAD DEL VATICANO.- Con profunda emoción y respeto, cientos de miles de personas se congregaron este sábado para despedir al Papa Francisco, quien falleció apenas unos días después de celebrar su última misa de Pascua. El Vaticano estimó que más de 200,000 fieles y peregrinos asistieron a la solemne ceremonia celebrada en la Plaza de San Pedro y posteriormente en la Basílica de Santa María la Mayor.

La despedida del pontífice, recordado por su cercanía a los marginados y su llamado a una Iglesia de puertas abiertas, fue sencilla y conmovedora, siguiendo su expreso deseo de un funeral sin excesos de protocolo. “La cultura de la fraternidad” que impulsó durante su pontificado fue recordada con emotivas palabras del cardenal Giovanni Battista Re, quien ofició la misa fúnebre.

Una ceremonia marcada por la unidad y los encuentros políticos

La misa, que empezó desde primeras horas de la mañana bajo un brillante sol romano, reunió a numerosos líderes mundiales. Entre ellos se encontraban el presidente de Estados Unidos, Donald Trump; el mandatario ucraniano, Volodímir Zelenski; el presidente francés, Emmanuel Macron; los reyes de España, Felipe VI y Letizia; el presidente argentino, Javier Milei; así como otros jefes de Estado de América Latina, como Luiz Inácio Lula da Silva (Brasil), Daniel Noboa (Ecuador), Luis Abinader (República Dominicana) y Xiomara Castro (Honduras).

En un ambiente de respeto, algunos líderes aprovecharon la ocasión para sostener discretos encuentros bilaterales. Zelenski y Trump, que no se veían desde su tenso encuentro en Washington, conversaron brevemente en la Basílica de San Pedro y acordaron reunirse nuevamente para discutir caminos hacia la paz en el conflicto de Ucrania.

El último adiós de Francisco

Tras la misa, el féretro de Francisco, llevado en un papamóvil abierto, recorrió las calles de Roma, permitiendo a miles de ciudadanos rendirle un último homenaje. El cortejo llegó a la Basílica de Santa María la Mayor, donde, tras una ceremonia breve y solemne, el ataúd fue depositado en un nicho entre la Capilla Paulina y la Capilla Sforza.

“Con dignidad, pero como todos los cristianos”: así se cumplieron los últimos deseos de un papa que marcó su pontificado con la humildad, la misericordia y el compromiso incansable por los más vulnerables.