WASHINGTON – Un informe preliminar de inteligencia de Estados Unidos ha puesto en duda la efectividad de los recientes bombardeos estadounidenses contra instalaciones nucleares en Irán, revelando que el programa atómico de Teherán apenas se ha visto afectado y podría reanudarse en cuestión de meses.
Según fuentes citadas por medios como CNN, NBC News y The New York Times, los ataques ejecutados sobre las instalaciones de Fordo, Natanz e Isfahán no lograron destruir los elementos críticos del programa nuclear iraní. De hecho, gran parte del material enriquecido habría sido reubicado antes del bombardeo, y las centrifugadoras permanecerían prácticamente intactas.
Daños superficiales, programa intacto
La evaluación señala que los daños se concentraron en estructuras superficiales como redes eléctricas y zonas de conversión de uranio, pero no alcanzaron las áreas subterráneas más sensibles. Una fuente de defensa incluso afirmó que Fordo, uno de los centros nucleares más protegidos, “no presenta destrucción significativa”.
Este análisis contradice directamente las declaraciones del presidente Donald Trump, quien aseguró que las instalaciones iraníes habían sido “completamente destruidas”. El Pentágono, por su parte, mantiene que la operación fue un “éxito total”, aunque sin ofrecer detalles concluyentes sobre el alcance del daño.
Reacciones y acusaciones
Desde la Casa Blanca, la vocera Karoline Leavitt arremetió contra la filtración del informe, calificándola como un intento político por deslegitimar el operativo y restar méritos al liderazgo de Trump. “Es una acción irresponsable que busca desacreditar una de las operaciones más precisas de los últimos años”, afirmó en un comunicado publicado en la red X.
Entretanto, Irán no tardó en reaccionar. El jefe de su Organización de Energía Atómica, Mohammad Eslami, aseguró que el país ya había tomado medidas preventivas para mitigar el impacto de los ataques y que las operaciones nucleares podrían restablecerse rápidamente.
Escalada y tregua
El bombardeo estadounidense, que se produjo en coordinación con Israel tras semanas de tensiones, desató una rápida respuesta por parte de Teherán, que lanzó misiles contra una base militar estadounidense en Medio Oriente. No obstante, tanto Irán como Israel anunciaron el martes un alto el fuego, lo que sugiere una posible contención del conflicto en el corto plazo.
El trasfondo de este enfrentamiento remonta al 13 de junio, cuando Israel realizó un ataque inicial sin previo aviso, reavivando el temor a una guerra abierta en la región.
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