WASHINGTON.- La implementación de la política de deportaciones masivas por parte del presidente Donald Trump ha provocado tensiones diplomáticas con varios países de América Latina, que denuncian tratos degradantes hacia sus ciudadanos repatriados.
En su primera semana de mandato tras regresar a la Casa Blanca, Trump cumplió con una de sus promesas electorales más polémicas: llevar a cabo una operación de deportación sin precedentes, comenzando con la repatriación de cientos de migrantes en vuelos militares bajo estricta custodia.
Colombia: rechazo inicial y tensión económica
El presidente colombiano, Gustavo Petro, rechazó dos vuelos militares estadounidenses con más de 100 migrantes colombianos a bordo, argumentando que viajaban esposados, lo que calificó como un trato inhumano.
«Un migrante no es un delincuente y debe ser tratado con dignidad», escribió Petro en su cuenta de X. En respuesta, Trump anunció un aumento del 25% en los aranceles a las importaciones de Colombia, con posibilidad de incrementarlos al 50%, además de sanciones económicas y diplomáticas.
Tras intensas conversaciones, ambos gobiernos lograron superar el conflicto. Colombia aceptó repatriar a los connacionales en condiciones más dignas, enviando aviones militares desde San Diego sin esposas ni custodia policial.
México: moderación y apoyo a repatriados
Desde México, la presidenta Claudia Sheinbaum llamó a la calma y a mantener canales abiertos con Washington, destacando que las cifras de deportaciones no han variado significativamente respecto al gobierno anterior.
En su conferencia matutina, Sheinbaum informó que México recibió a 4,094 personas en la última semana, un número que coincide con los promedios diarios previos. Además, destacó el programa ‘México te abraza’, diseñado para ofrecer transporte, seguro médico y apoyo a los deportados mexicanos.
Brasil: denuncias de malos tratos
El Gobierno brasileño expresó su descontento tras recibir denuncias de ciudadanos deportados que afirmaban haber sido sometidos a agresiones y trato inhumano durante los vuelos de repatriación.
El presidente Luiz Inácio Lula da Silva intervino enviando un avión militar para completar el traslado de los deportados en mejores condiciones después de que el avión original tuviera que aterrizar en Manaos por problemas técnicos.
Narrativa oficialista y críticas
Trump ha defendido su política alegando que los deportados representan una amenaza para la seguridad nacional, calificándolos como «más violentos que nuestros propios criminales». Esta postura ha sido criticada por gobiernos extranjeros que exigen respeto hacia sus ciudadanos.
Mientras las tensiones se intensifican, la comunidad internacional observa con atención cómo las políticas migratorias de Trump afectan las relaciones entre Estados Unidos y América Latina.
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