El luto aún arropa a la nación. La tragedia ocurrida la madrugada del 8 de abril en la discoteca Jet Set ya tiene una cifra definitiva: 221 vidas perdidas. Así lo confirmó este viernes la Presidencia de la República, en consonancia con los informes emitidos por el Instituto Nacional de Ciencias Forenses (INACIF) y la Dirección Nacional de Patología Forense.
Aunque 189 personas lograron sobrevivir tras ser rescatadas de los escombros, el dolor por la magnitud de la pérdida permanece imborrable. El icónico local colapsó durante una presentación del legendario merenguero Rubby Pérez, quien también falleció en la tragedia, dejando un vacío irreparable en la música dominicana.
Desde lo alto, la devastación es clara: un enorme agujero en el techo, estructuras colapsadas y el peso de las maquinarias internas que agravaron el desastre. Más de 300 socorristas trabajaron sin descanso por 59 horas consecutivas en una carrera contra el tiempo, apoyados por unidades caninas y equipos pesados.
Frente a los restos del Jet Set, un altar improvisado se ha convertido en el punto de encuentro del dolor colectivo. Velas, flores y mensajes se acumulan, mientras el presidente Luis Abinader declaró: “El país está en luto”.
El llanto no cesa. Entre jueves y viernes, familias de Santo Domingo, Haina y Neyba dieron el último adiós a sus seres queridos. En un emotivo acto, el Teatro Nacional acogió el velatorio de Rubby Pérez en capilla ardiente, donde fanáticos y colegas del artista lo despidieron entre lágrimas, aplausos y canciones.
Esta tragedia no solo ha dejado una marca imborrable en miles de corazones, sino también un llamado urgente a la reflexión nacional: ¿hasta cuándo la negligencia seguirá costándonos vidas?
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